La cocina, aun manteniendo su función esencial de preparación, elaboración y almacenamiento de alimentos, en la actualidad ha recuperado su papel tradicional de espacio aglutinador de la vida del hogar. Quedaron atrás los tiempos en que la elaboración de las comidas era considerada una actividad privada y poco presentable. La democratización de la actividad culinaria, al dejar de ser menester exclusivo del servicio o del ama de casa, la ha convertido en un quehacer de prestigio, e incluso creativo, en el que pueden participar tanto los miembros de la familia -hombres y mujeres por igual- como las amistades.
Esta evolución de la actividad culinaria, acompañada de los avances de los elementos técnicos de cocción, extracción y limpieza, ha provocado una transformación del diseño de la cocina más acorde con sus nuevas funciones sociales. Hoy, cocina, comedor y estar tienden a ser espacios interconectados que forman una unidad orgánica. Y en esta revolución en la concepción de la cocina cobran un especial protagonismo las islas.
Una isla de cocina es, en esencia, un elemento exento que permite responder a requisitos de muy diversa índole, ya sean funcionales como arquitectónicos, estéticos o sociales.
Una isla puede servir de desahogo para las actividades puramente culinarias, al albergar alguna o varias de las funciones de la cocina tradicional: la cocción, la preparación, la zona de aguas, el almacenamiento o incluso una barra para los desayunos y las comidas rápidas. Las hay incluso que abarcan la cocina entera, al contener todas sus funciones.
La isla también puede cumplir funciones claramente estéticas. Dependiendo de los materiales utilizados y de su forma, puede servir de hito dentro del espacio, acentuando una determinada orientación formal.
Asimismo, la isla puede acoger una barra-comedor que facilite la comunicación y la colaboración. Si la cocina es la técnica de combinar mágicamente sabores, colores, olores y texturas para crear esa obra de arte efímero y compartida que es una buena comida, qué mejor lugar para ese intercambio que la isla. Esa isla que, al comunicar el dentro y el fuera, facilita la comunión entre cocineros, familiares y amigos, convirtiéndolos en copartícipes de una experiencia tan cotidiana como esencial.
Foto 1:
bulthaup Girona
Fotógrafo: Xavi Juanola
Foto 2-3:
bulthaup Barcelona
Fotógrafo: Jordi Folch
Foto 4:
bulthaup Girona
Fotógrafo: Xavi Juanola
Foto 5:
bulthaup Barcelona
Fotógrafo: Jordi Folch