En la presente edición del concurso bulthaup | La cocina como espacio vital, los miembros del jurado concedieron el premio al proyecto "Masía en Osona", presentado por el estudio de Sandra Soler -con la colaboración para la cocina del distribuidor bulthaup gallery Sant Cugat-, por “la sensibilidad con la que logra integrar, partiendo de unos condicionantes arquitectónicos muy definidos, una cocina contemporánea en una masía tradicional. Subrayando también la acertada selección de materiales en concordancia con los ya existentes y la lograda incardinación de la cocina en el conjunto del espacio vital”.
Afortunadamente hace mucho que quedaron atrás aquellos tiempos en los que, con el argumento de “lo nuevo siempre es mejor”, se dilapidó parte del patrimonio arquitectónico de nuestros pueblos y ciudades. Hoy la recuperación de ese patrimonio ha permitido poner en valor no solo los monumentos llamados “emblemáticos” sino todo un paisaje rural y urbano antes despreciado.
Sin embargo, esa recuperación no está exenta de riesgos, ya que las estructuras arquitectónicas preexistentes constriñen y condicionan una reforma que pretenda ser exigente y acorde con el pasado. Adaptar una vivienda antigua a los usos y requisitos de la vida contemporánea puede representar en muchos casos un reto mayúsculo y su consecución exitosa todo un logro de respeto y profesionalidad.
Estos son los valores que el jurado del premio bulthaup 2019 ha reconocido en “Masía en Osona”. Sandra Soler ha sabido convertir una antigua masía en una vivienda moderna y funcional, sin menoscabar por ello sus elementos arquitectónicos y sus materiales característicos: la piedra, el ladrillo, el hierro y la madera.
El lado largo de la L está ocupado por el cuerpo principal de la cocina, con elementos del sistema bulthaup b3. Un frente columna en laminado blanco alpino con canto láser acoge los electrodomésticos y la zona de almacenaje, mientras en la isla central, con el mismo acabado y orientada al exterior, se encuentran las áreas de cocción y aguas. La isla se complementa con una barra en roble macizo que combina a la perfección con la viguería del techo. Mientras, en el lado corto, un módulo taller b2 alberga la cristalería y el pequeño electrodoméstico y un frente mural b1 semiabierto acoge la lavadora y un segundo fregadero.
Solo la innovación que reconoce al pasado como interlocutor perdura. Es por ello que para Sandra Soler el máximo valor de bulthaup es su atemporalidad. En su proyecto, la conjunción feliz de funcionalidad y sociabilidad ha insuflado nueva vida a un viejo espacio cargado de historia adaptándolo a las exigencias del tiempo presente.