Según nos cuenta Francesc Rifé, ganador de la última edición del Concurso bulthaup | La cocina como espacio vital 2016, a la hora de buscar una solución armónica con el edificio de principios del siglo XX situado en el Eixample barcelonés para el proyecto de reforma de este amplio dúplex, contó con el pleno apoyo de los propietarios. Esta comunicación fluida con el matrimonio le permitió aunar al máximo las particulares necesidades y preferencias de estos con las soluciones que sugería el espacio en sí.
As Francesc Rifé, the new winner of the 2016 “bulthaup | the kitchen as a living space” competition notes, when he set out to find a solution that would be fitting for the early 20th-century building in Barcelona’s Eixample neighborhood in which he was to renovate this ample duplex, he knew he could count on the owners’ full support. This excellent communication with the couple allowed him to strike the perfect balance between their particular needs and preferences and the solutions that the space itself suggested.
Dado el valor arquitectónico del espacio inicial, resultaba esencial mantener las molduras, los arcos de medio punto y la gran altura de los techos de la vivienda, optimizando a la vez el aprovechamiento del espacio interior. La escalera original de este dúplex, concentrada en la zona de la entrada, creaba un bloque central divisorio que reclamaba una solución más ágil.
La respuesta del estudio Rifé consistió en diseñar una nueva escalera de acceso a las estancias superiores que integrara una gran biblioteca y dos ventanas, convirtiéndola en una zona habitable que articula a su vez las transiciones tanto entre los dos niveles como entre las zonas delantera y posterior del hogar.
En un guiño al trampantojo, Francesc Rifé no encierra sino que abre la cocina a este espacio central de intercambio mediante un cubículo de vidrio que marca un cambio de uso sin interrumpir el ritmo y los ejes horizontales: el monobloc bulthaup acabado en roble vertical se extiende desde los primeros peldaños de la escalera en su extremo izquierdo, hasta adentrarse en la cocina, interrumpiéndose apenas unos centímetros para retomar su continuidad al otro lado del cristal. Allí el monobloc se transforma con fluidez en una mesa alta, diferenciada por su superficie de acero inoxidable, y desemboca junto a dos frentes de módulos bulthaup en esquina.
La continuidad del acabado en roble vertical proporciona la armónica calidez que buscaban los propietarios – una pareja con tres hijos – que cocinan a diario para toda la familia pero también deseaban un espacio donde comer y desayunar cuando estuvieran a solas. La elección de la marca no fue motivo de debate: desde hacía tiempo, los clientes se habían sentido atraídos por bulthaup. Para los materiales, les sedujo la calidad del acero inoxidable, así como el tacto del roble, que tan bien armoniza con el uso de la madera en el conjunto del proyecto de Rifé. El resultado es una expresión elocuente de esa sintonía.